E-text prepared by Miranda van de Heijning, Larry Bergey, and the Project
Gutenberg Online Distributed Proofreading Team from page images generouslymade available by the Bibliothèque nationale de France (BnF/Gallica)
por
Barcelona: IMPRENTA DE A. BRUSI. 1818.
[1.] La sensacion, considerada en sí, es una mera afeccion interior;pero va casi siempre acompañada de un juicio mas ó menos explícito, masó menos notado por el mismo que siente y juzga.
Veo dos molduras á una distancia conveniente: no descubro entre ellasninguna diferencia. Aquí hay dos cosas.
1ª. Esa afeccion interior, ó apellídese como se quiera, que llamamosver. En cuanto á esto, no me cabe ni puede caberme duda. Podré estardispierto ó dormido, en sano juicio, ó demente; podrán ser las moldurassemejantes ó desemejantes, y hasta existir ó no existir; pero encualquiera de dichas suposiciones, dentro de mí pasa esta representacionque llamo ver las molduras.
2ª. Juzgo que en realidad, á mas de la afeccion que experimento,existen las dos molduras, están colocadas en frente de mí, y son ambasde relieve. En esto cabe error: por ejemplo, si duermo, si deliro; si envez de tenerlas delante, las tengo á la espalda, y me hace ilusion unespejo que me las refleja; si no hay mas que un papel colocado detras deun vidrio cuya construccion es á propósito para que reciba mi retina lamisma impresion que con la presencia del objeto; ó si no habiendoninguna de dichas ilusiones, un pintor hábil ha dado al lienzo la mismaapariencia que si fueran de relieve; ó siendo la una de perspectiva, nolo es la otra.
De esto se infiere que existiendo el mismo hecho interno que se llamasensacion, pueden suceder los casos siguientes.
1º. Que no haya nada en lo exterior.
2º. Que haya las molduras, pero colocadas en distinta posicion.
3º. Que haya un objeto exterior, pero nó las molduras.
4º. Que estas existan, pero que sean ambas planas, ó una de relieve yotra plana.
Este resultado conduce á una consecuencia evidente y es, que la simplesensacion no tiene una relacion necesaria con el objeto externo; puesella puede existir, y existe en efecto muchas veces, sin objeto real.
Esta correspondencia entre lo interno y lo externo es de la incumbenciadel juicio que acompaña á la sensacion, nó de la sensacion misma.
Si los brutos objetivan las sensaciones, como es muy probable, elinstinto suplirá en ellos el juicio; ó se hallarán en el mismo caso queel hombre antes del uso de las facultades intelectuales.
La sensacion pues, considerada en sí, no atestigua: es un hecho que pasaen nuestra alma: si efectivamente ha habido accion de un objeto externosobre nuestros órganos, y si este objeto es tal como parece, no le tocael discernirlo á ella que es una afeccion de nuestro ser, un hechosimple, nada mas.
[2.] Figurémonos un animal reducido al solo sentido del tacto, y auneste, nó desarrollado como en nosotros, sino circunscrito á pocas ygroseras afecciones, como las de caliente ó frio, húmedo ó seco, ycomparémosle con la sensibilidad humana: ¡qué inmensa distancia! lasensibilidad en dicho animal, está en los confines de lo insensible; y